jueves, 24 de noviembre de 2011

Encrucijada de caminos

Mi amiga Fina, dice que cuando entras en la cuarentena (no cuarentena de esas que tienes que estar vigilado para no pegarle nada a alguien, sino esa cuarentena de los cuarenta, como su propio nombre indica), hay dos opciones:
1. O te amojamas.
2. O te ajamonas.
El juego verbal, ya de por sí tiene su gracia. Cambio e intercambio de letritas. Significado totalmente opuesto.
Y es que mi amiga, es una filósofa en potencia. El pensamiento es profundo donde los haya. Y por si fuera poco, se ajusta totalmente a la realidad.
Ahora bien, a mí me parece, que no sólo sirve para las chicas. Los señores, también se pueden amojamar o ajamonar.
El amojamamiento (palabra que acabo de inventar), en principio, parece que debería ser más atractivo. Ya se sabe, la mojama, es ese trozo de pez, seco, tieso, duro, y reconcentrado para adentro. Parece que si sigues el camino de la mojama, pues es como si te acercaras al modelo, o más bien, a las modelos. Pero claro, si te amojamas en exceso, parece que no has comido en doce años, o como mínimo, que tienes menos aire que un molinillo, y como dice mi padre, que tienes menos carne que una tacha.
Claro está, que si te ajamonas, y te pasas con el ajamonamiento (otra palabra que acabo de inventar) te toca ir a hacer gimnasia, o ir a caminar, o cenar hervido, o hacer flexiones (el que pueda hacerlas, que debe ser mogollón difícil), o no comer trufas.
Difícil encrucijada de caminos...

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