lunes, 10 de agosto de 2009

La revolución del cruasán

El que crea que el croissant o cruasán, o curasán, o cómo quiera que se llame es un simple bollito con cuernos, está muy equivocado.

A partir de ahora, podéis empezar a verlo, como lo que realmente es, un símbolo de la revolución de la mujer.

Sí, ya sé, que parece algo a priori muy extraño, y carente de sentido. ¿Qué clase de símbolo puede ser un trocito dulce de bollería, que encima, puede ser responsable del temido exceso de kilos?.

El hecho, es que, el momento curasán, a primera hora de la mañana, es el momento íntimo, personal e intransferible. Eso sí, es del todo imprescindible, salir de casa para disfrutarlo. Y además, para que realmente sea provechoso para el espíritu, se debe tomar sola. También se puede aceptar la compañía ocasional de alguien de tu misma condición, es decir, una hermana o una amiga.

En defecto del curasán, se pueden aceptar tostadas, para contentar a los paladares más estrictos y amantes de lo natural.

Si después de esta perorata, todavía os seguís preguntando a qué se debe identificarlo como símbolo de la revolución, os diré que ese momento de libertad espiritual y gastronomico, te da sosiego, paz, tranquilidad e independencia. Y os advierto, crea adicción. Eso sí, sana. Bueno, según se mire...

Viva el curasán.


2 comentarios:

  1. La verdad es que sabe mucho mejor cuando te lo tomas en compañia de alguna buena amiga y se filosofea sobre la vida...las conclusiones a las cuales se puede llegar pueden ser muy revolucionarias...hay que ver lo que da de sí un curasán. Nada Ana...te espero con ansia para desayunar en compañia de un buen curasán...besos.
    Covi

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  2. A mi también me gusta un bocata en el ARI,con su cervecita y el café en Camilo, aunque sea en compañia. Las cosas buenas... no deberían cambiar nunca...

    Cris.

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