sábado, 8 de agosto de 2009

Primeros interiores

Siempre me ha gustado escribir, aunque desde luego, pienso, que debe ser una de las cosas más difíciles del mundo. Si alguién es capaz de transmitir a otra persona, un poquito de sus vivencias e ideas, entonces, ay amigo, ya puedes considerarte poseedor de un auténtico don. Comunicarse de forma total.
No pretendo escribir un diario, como ésos que escribían las chicas del siglo XVIII, y que salen en los telefilmes de la tele. Sólo es que parece que he llegado a una edad, en la que los pensamientos se me agolpan en la cabeza, y quieren salir, para ver si llegan a alguna parte.
Soy una de esas mujeres del siglo XXI que tienen que cumplir con ese papel de superwoman, profesional, ama de casa, madre, esposa, hija. Una de esas mujeres, que tienen que ser obligatoriamente responsable, adulta, comprensiva con todos los que le rodean, especialmente con ese marido estresado, con uno de esos trabajos tan absorbentes, y también con esos hijos adolescentes, poseedores de esos momentos tan complicados.
Pues bien, resulta, que no me gusta nada ser responsable. Sí, ya sé. Mi marido dice que a nadie le gusta ser responsable, pero que llega un momento en la vida, que debes serlo, porque así es la vida. Y yo me pregunto... ¿No puedes ser responsable de una forma fácil y amable?.
No creo que la responsabilidad deba traer consigo obligatoriamente tensiones y preocupaciones. Quiero ser responsable desde el optimismo y la alegría. Seguramente debe ser bastante difícil.
Yo tengo que decir que afortunadamente encontré un hombre que me ha dado alegría, confianza en mí misma y apoyo moral y físico y sobre todo, que ha entendido mi "particular" forma de ser.
Sí que es cierto, que tengo una personalidad un poco... digamos fantasiosa.
No creo que sea malo, pero quizá sea un poco chocante en estos tiempos de prisas y realismo tan total.
Me niego a coger la vida por los pelos, y a ir dejándola pasar.
También es verdad, que a veces hay que plantar los pies, y no salir corriendo. Pero es tan difícil y la tentación es tan grande...
Bien, todo esto, es un preámbulo, para dejar dicho que voy a intentar contar cosas diarias, cotidianas, inocuas a veces y explosivas otras, pero que forman parte del devenir de los días, y de las situaciones de una mujer madura, que más bien se siente, joven imprecisa, en busca de sí misma y sus circunstancias.

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